Una hostia bendita un domingo nunca viene mal.

Hoy ponemos fin a la última semana de agosto, así que ya va siendo hora de volver a la vida normal, y con ello, de remendar los excesos y pecados del verano, que no queremos enfadar a nuestro señor(a) creador(a). Que Dios aprieta pero no ahoga, dicen. Será porque ya tiene a estos sicarios de Dios que se encargan de repartir guantás a diestro y siniestro, así que, si nos pillan, que sea confesadas.

Wu Ming.

Deja un comentario